II. ¡Provecho!
¿Esto significa cuando alguien te
necesita?
No estoy para digerir esa inmunda idea
Pero, para darte por servido, me doy
por soluble.
Abrásame hasta explotar de agrura.
Un aperitivo casi deleznable; pero
consumible.
Fortuito, arcaico, seres primitivos de
un mundo moderno.
Apáticos, temerosos, seres modernos de
una discordia clasista.
¡Provecho!
Fermenta mi más pura sangre, hazla
sádicamente hervir;
Al final, la sangre es el vino de las
entrañas sin servir.
Nada sentir, nada consumir, nada
degustar;
¿Deseas añadir un poco de mí para
saborear?
No muerdo, lo juro, solo una orden
impura a seguir.
Muérdeme, total, la carne protésica
está para ingerir.
¿No significa un vínculo eterno ser tú
y yo uno mismo?
Entonces dime la razón por la que somos
pecadores.
Ingeriste mi mayor deseo, lujuria,
fervor: mi narcisismo.
No eres tú, no soy yo: solo somos
bufete de algo más poderoso.
Qué pecaminoso.
Qué oscurantismo.
¿Qué tan bien se siente consumir todo
lo que no sea res?
Déjame tirado en el borde de la
freidora, inmóvil.
Querer el deseo de autosuficiencia me
hace vil.
Tu recorrido estomacal solo se vuelve
un complemento.
No soy más que la carne de alguien
viviendo del momento.
Vino pegajoso en un estado lamentoso.
Comiste más de lo que siquiera podías.
Te has atragantado más de lo que
mentías.
Mi vino escasea mientras tu presencia
me recubre.
Un confort digno de un plano catabólico
lúgubre,
Descomponer es provocado por tu azarosa
incertidumbre.
Un plato en desuso.
Un humano sin curso.
¿Qué es esto de vivir
Si no puedes pedir?
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