III. Arboleda
Perdido
entre la inmensa multitud iracunda.
Árbol
tras árbol con remordimiento ajeno.
Antes
de algo, me encuentro con los ojos al ardor.
Cubierto
con ropaje en un pasado del ayer.
Mis piernas frías se conmocionan del fervor
Del
deseo mayor de un mundo congelado.
Mareas
caídas en mis mejillas de emociones.
Encontrado
en una pretendiente arboleda.
Hojas
consagradas de una memoria finita.
Una
situación anormal y casi tan infantil.
Mi
árbol está de pronto atrapado en las espinas.
No
hay nada mejor que recordar.
No
hay nada mejor que no vivir.
Consagrado
a mi vistazo regresivo de melancolía.
Fotogramas
congelados en el momento perfecto.
Vida
antes de vida, encuentro mi terapia en cuestión.
No
estoy seguro de estar acomplejado de un todo.
Ante
las canas de la vejez en la naturaleza,
Mi
remordimiento no es mayor, no es menor.
Solo
es un vistazo a las secuelas del cambio.
La
comida de un inmenso grupal de árboles
Son
las lágrimas de la impotencia.
Atrapado
nuevamente entre pasados inexistentes.
Atrapado
nuevamente entre futuros artificiales.
Un
interior del árbol sale a relucir.
No
estoy seguro para deducir
Pero
un mejor futuro encuentro en mi mayor pasado.
Regresa,
por favor, pasado de mi alma;
No
estoy seguro de seguir con calma.
Abrazo
tajantemente a mí,
Esta fuerza aprieta a más no poder.
No
deseo desechar el significado.
Tan
solo quiero recordar mi calidez.
La
gran diferencia no es un obstáculo,
Al
final crecemos para sentir algo.
Sentirnos
conformes de una rutina
Con
una estabilidad imposible de mantener.
Queremos
vivir todos en nuestra arboleda.
La
arboleda de las grandes mentiras.
La
arboleda, por favor detente.
La
arboleda, a ti no te compete.
La
arboleda, fruto de mi mente.
Comentarios
Publicar un comentario