VII. 3 o 4
Migrañas
internas renacen en mí de tu dosis.
El
aquelarre propio de la persona en piel jugosa.
Mártir
de la cigarra inmóvil entre mi boquilla.
Buscando
el amor obsesivo de los sufrimientos.
Pícame las
costillas, pícame los huesos.
Conviérteme en
tu probeta humana.
Amoniaco,
hazme el olor de tu propia crueldad.
Tomando
hasta el fondo: un shot de butano
Cigarra
mía, qué asco somos los que consumimos la mierda.
Pero
no hay mundo donde la mierda no se venda como eterna vida.
Esfuma
la cigarra de mis propias cenizas.
Deja
el cantar de ella abrazar mis heridas.
En
cuatro o tres semanas no seré más que vestigios.
La
divinidad de toda una vida en tus puños.
Un
sofocamiento me enciende por dentro.
Te
deseo y anhelo tanto, no lo niego.
Te
recelo y resiento, asiento con ego.
Dejemos
que las nubes ardientes del sol abrasarte nos hagan hervir.
¿Qué
esperabas?, solo somos los cuerpos de algo complejo.
De
pie a cabeza, la construcción de un instinto homicida.
Carne
de cañón para una satisfacción efímera como tu letargo, cigarra.
El
calibre de tu espontaneidad como karma en toda regla.
Pero,
qué más da, amaría mimetizar tu duración finita.
Ahora,
déjame intentarlo con el líquido de tu profanidad.
La
pólvora del pasado en la tierra de nadie;
Las
neuronas emociones de lo que acaricie.
Manos
derrotadas en constante tensión;
Manipuladas
por tu dote sin compasión.
Estamos
atados sin presencia alguna.
Hollín y
agua dentro de la penumbra.
Volvamos
experiencias por realizar en pura fotografía a quemar
Convirtamos
los sentimientos en pura carne de incendios.
Extingamos
las vivencias por las inefables creencias,
Atados
como hollín y agua al sucumbir de la brisa.
La
cigarra a eclosionado, vuela alegre en el arrebol.
La
cigarra, distanciando, encuentra el final en mis labios.
La
cigarra se va volando, en búsqueda de un nuevo control.
La
noche ha terminado; pero tu colilla se ha esfumado.
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