XXVII. septiembre
Otoño
ha llegado,
Aunque
tú nunca viniste;
Incluso
sabiendo que esto pasaría,
Nunca estuve listo para reconocerlo.
¿Por qué es tan doloroso perderse en este mundo?
Quizás será dejar alguna huella de este dolor profundo.
Anterior era estar acostado entre el pasto, pensando;
Mientras mi olfato se invadía de la frescura de estar viviendo.
Ahora solo estoy sentando en la hierba, llorando;
Mientras en mi tacto palpita el corazón de la tierra muriendo.
El sol ahogándome de dopamina, grandes recuerdos,
Ni las nubes de esta miserable estación son bellos;
¿Me estaré perdiendo de la tal euforia juvenil?
O estoy perdiendo la razón de esta existencia fortuita,
Que tan conocedores seremos los jóvenes de razonar;
Pero nunca de estar seguros de la razón de un llorar.
Nunca serás mío, eso lo sé;
Pero dejaste una marca con tal de destrozarme;
Pero eres tan insensato;
Que nunca pensé que llegarías a joderme.
Maldito septiembre.
“Quizás
esto será lo mejor para todos”
Intentando
mantener a pie de flor estos dichos
Mientras
camino una vez más a los sitios;
Mirando
entre follajes cada uno de sus momentos,
Dejando
caer en pesar todas las ramas de mis adentros.
Nunca
te enseñan a martirizarte sin remordimientos;
Un
novato perdido en las batallas por sentimientos.
Charcos
en concreto; metal crujiendo,
El
sonido ambiental de la vida me pone ansioso,
El
aíre entre árboles, las hojas efímeras cayendo,
Este
lugar me ha dado las peores versiones de mí,
Y
cuento día a día poder salir de septiembre,
Pero
todavía llevamos su cumbre.
Atrapado
entre miles de pilares otoñales;
Inmovilizado
por los nervios de perderme,
Imposible
habrá sido escapar de todo este regocijo,
Pasar
por todo este sitio me hace arrodillarme,
Imposibilitado
de estar con mis pies en moverme,
Pero
me duele poder reconocerte
La
realidad de esta rutina que era parte mía.
Vagando
de un sitio a otro, pero atrapado en este territorio,
Marcando
en este calendario cada victoria en la guerra mensual,
Más
era mi confort cuando la monotonía era la racha;
Cada
cambio, cada diferencia, era mi apelación de marcha.
Dejar
sin uso todo lo que alguna vez estaba conmigo;
Y lamentablemente perdí más que todo lo que era yo;
Te perdí, me deslindé de lo valioso de estar aquí;
Me perdí, intentando encontrar a alguien por ahí
Viviendo este curso estacional sentenciado a no ser yo en ningún
lugar;
Ni entre los arbustos frondosos, ni en la arboleda;
Encapsulado a estar en el aíre contundente del letargo de este
septiembre.
Mayores
eran los ecos de todo este burdel silencioso,
No
aguantaba estar un septiembre más esperando respuesta;
Ni
mi mayor optimismo sentimental de hallar la pregunta.
Así
que, dejaba pasar estos otoños lo más rápido posible,
Cerrando
los ojos y dejar el tiempo sin algún significado;
Descansando
de estar nunca más llorando de todo el altercado.
Subiendo
las escaleras,
Pisando
talón tras talón,
Visualizando
el cielo nublado,
Mientras
más me acerco al barandal,
Mi
vista se vuelve irreal,
Pero
mis piernas siguen reacias,
Ni
un millón de hojas de este otoño podrán pararme,
Ni
a mí,
Ni
a la caída emocional que llegaste a ser tú:
Septiembre.
Cuando
más llegaba a la altura de la superficie,
No
estaba seguro si volaría, o caería;
"¿Valía
la pena siquiera intentarlo?" supondrás;
Durante
la tortura de saber la verdad,
No
podía hacer más que estar en soledad.
La
lluvia estaba llegando, fresca;
O
quizás fui yo quien la había ocasionado,
Siempre
cuestionaré aquella pertinencia.
Por
más mojados que estaban las mangas de mi piel;
Estoy
seguro de que atravesaron esta dermis mía.
Solo
estaba viviendo el momento de sentir mi alrededor,
Y
fue en ese instante que mi cuerpo regresó a la vida;
Reviví,
Todo yo, quizás, pero menos mis ojos:
Seguían
con la perspectiva en lo profundo de la tierra húmeda.
Ni
siquiera lo presencié, pero ahí llegaría esta historia.
Qué indescriptible era mi sentir cada vez pasar ahí;
Pensar
la escena, pensar que mi otoño iba a acabar ahí.
Septiembre
era mi sentencia de muerte,
Pero
fui el fugitivo exitoso de ese Alcatraz.
Actualmente
el pasaje de una vida anterior;
Posiblemente
la enseñanza de una motivación mejor.
A
quién habré perdido, estarás pensando:
A
nadie, excepto a todo lo que alguna vez fui yo amando.
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