XXXIII. implorar
Varado y con las ganas de lamer mis propios
ojos,
Esta mierda de lugar tan desértico como instintos.
Actuando tan inverosímil como la vasija entre profundidades.
Desahuciado de todo mi placer a hidratarme de
pura proteína.
Vaya sordidez mía en dar paso abierto a todas
las obscenidades.
Buscando la fuente de sentirme tan
energético,
Ese elixir vital para darme un retorno
genético;
Pero aquí, en esta desidia de paisaje, cualquier
manjar es placentero.
Extasiado hasta lo más jodido por encontrar el
aguacero.
Y cuando ni siquiera mis piernas querían
clamar tierra,
Encontré esa jugosa mirada transparente en una sierra.
Difícil de creer, estoy delirando con toda mi
boca reseca;
Resaca tendré en el clímax de tu insípido sabor en la boca.
No dejo de pensar en todas las formas de
complacerte,
Es que estoy ardiendo por el juego de con mis manos recogerte.
He cometido demasiados errores como para estar purificado,
Las aguas negras, el río eterno de mi histeria a estar más
profundo,
Mis manos tocan lo denso de tus propias contracciones embusteras,
Ni doncellas, ni duques; eres la gran enmienda del señor de mis
conductas.
En el ciclo circular de tus personalidades pasarán a mis
caderas.
Mientras desde mis tobillos presiento como intentas hacerme tu
amado.
Ahora, con esta presa en la garganta, es hora de darte el
espectáculo.
Con tu refrescante llegada en este momento me
deja boquiabierto.
Mayor te deseaba, era el fervor tenerte
adentro mío.
Maldita sea el agua como vertedero en este
ocio.
Con tu marca en mi boca llena de impresiones;
Te has desvanecido, dejándome sin nociones.
Si tu deseo fuera yo obedecer el llamado
divino de tu regreso;
Entonces me tienes sometido por el dolor de tu egreso.
Así que, con cadenas de oros por no tener
algo a beber,
Ya es el momento de rodillas hincadas desearte:
Dame, dame, dame, te imploro.
Por favor, por favor, por favor.
¿Es acaso la manera condescendiente de
pedírtela?
¿Debería estar todavía más acostado en la
arena para obtenerla?
Todas las gotas de sudor, y ninguna de tu apariencia.
Mis manos descendientes del profundo abismo
de rareza;
En segundo anillo para tu curvatura carente
de pureza.
Estar aquí más de lo normal no me parece
sano;
Pero tampoco te estoy pidiendo lo más inocente por nosotros;
¿Cuánto tiempo debo estar pidiendo mi
vitamina?
Esta motivación humana por deslindarte como cocaína.
Tu labilidad se suelta en el vendaval incontrolable;
Es la deuda para pagar por ser tan movible.
Y no me arrepiento, es lo peor posible.
Agua, no hay más allá que las arenas de
muertos.
De tu propia culpa de hacernos pagar por nuestros
hechos.
¿Desearte y consumirte es uno de ellos?
Qué desgastante es pensarlo de tantas veces
hacerlos.
Dame más, dame más, dame más
Sáciame este socavón ardiente en mi garganta
Lléname de tus más jugosos líquidos, ocaso.
Incluso a este punto, diría yo,
Me convertiría en el ocaso, de cualquiera.
Mi cuerpo quema, se está convirtiendo en tus
hechos;
Eliminarte todo este pecado por desearte como
jugos,
Vapor como bengalas en la altitud se llega a visibilizar
Mientras intento mantenerte en vista directa para atestiguar;
Se arrastra en este infierno paradisiaco por fuerzas mayores,
Mientras en mis ojos las llamas de consumirte me dejan lesiones.
Mis jugos; tus jugos, en constante movimiento
virtuoso,
Decantaste por separar nuestros divertidos sucesos;
La vida de estar de ahí a allá en ocaso
dejando mis vestigios.
Ninguna
penuria,
Ninguna
tortura.
Solamente
un paraíso de mi más oscura disforia.
Luego
de no dejar evidencia,
Todo
los que eras está aquí conmigo.
No
volveremos a sudar juntos,
Pero
hidratado estoy al menos.
Tanto
escenario para sacarte de mis iris,
Mientras
tengo la sensación de haberte hecho gris,
Cómo
no lo podré creer, si todo lo que hice fue vil,
Caer
profundo en tus anillos por solo querer serte útil.
Gota
a gota, grano por grano,
La
tierra infértil dejé sin más
Para
saciarme de lo fértil que eras.
Y
tratante de arreglar todo esto,
Las
lágrimas no lograron hacerlo.
No quise ser así, nunca pensé llegar hasta
este momento,
Este chico hacía lo que quería por sentirse
completo;
Pero nunca quise a ti dañarte en lo absoluto.
Todos los ocasos dejé con mis impregnaciones,
Y cada uno con sus propios llantos incontrolables de los esfínteres.
Será la razón por la que todos los difuntos
terminan en este lugar:
Sacar de sus propias inmoralidades una ayuda
en este anillo desértico singular.
Ahora me toca implorar.
Y desear yo mejorar.
Comentarios
Publicar un comentario