XXXVII. es hora de ir
Ruedas en movimiento, piernas en el
pavimento;
Nueva etapa, es hora de meter todo al
compartimento,
Rayos del sol radiantes en los cristales del
vehículo,
La contaminación de este vecindario es
nostálgica.
Acercándome a donde empezó, lo que yo llamé
casa.
Cajas acompañándome, mis asistentes a no
dejarme estancar.
El chillido de la puerta, el polvo volando.
Todo es igual a como lo había dejado.
Fijo la mirada, inerte, toda la exactitud de
mi ropaje,
Lo que tanto llamé casa y fue mi mejor
pasaje.
Fotos estancadas en el tiempo, el viejo
mundo.
Historias que serán plasmadas en solo papel,
Pero que guardan una parte especial de mis
paquetes.
Dejo mi respiración en reposo, profundo
descanso.
Mientras con mi tacto revivo todo de lo que
nunca me canso:
Este sitio que me creó para ser un humano,
De lo que los brazos de mi mamá me mantenían
acurrucado,
Y lo que la feroz libertad de mi potestad
deseaba estar aferrado.
Lagañas en los ojos vidrieros de las
habitaciones.
El péndulo temporal atascado de los salones,
Musgo abominable brotando por las humedades,
Aura melancólica de dejar todo de mis padres.
Nunca seré el mejor hijo, me asimilaba yo;
Pero siempre serán los mejores padres, admití
siempre.
Y ahora que quizás solo veré sus calideces en
papel crepe,
Estoy seguro de que seré el hijo que siempre
desearon obtener.
No tendré la oportunidad de abrazarles,
Pero tendré el valor para agradecerles.
Ser adulto es difícil, pero lo peor es dejar
de ser infantil.
Lo que me hacía la identidad tan única de mí
siendo arrebata,
Confiscada en paredes de cartón que intentan
protegerla.
A la larga se esfumará siendo carcomida por
termitas.
Ahora que estoy rememorando lo que antes era
un lugar colorido,
Siento la necesidad de mantenerlo cerca de
mí, aunque me haya ido.
No en cajas; sino, en mis mejores cajones de
mi corazón y mente,
Resguardando lo que ninguna cosa material
podrá acercarles ni de chiste.
Mudar todo lo que ahora tendrá un hogar
conmigo como antecedente.
El tiempo vuela, y yo me quedo aquí, sobre
pensando;
La impotencia de no poder todo saquear para
regresar a mi resguardo.
Combatiendo con las nociones de egoísmo que
despiertan de llevarme todo,
Este dilema me está encarcelando, me está
atrapando
Como si cinta adhesiva me nublara la
posibilidad de dar mi decisión,
Como si mis brazos sean empaquetados a distintos
lugares por imposición.
Valioso todo es, pero si todo lo mío es valioso
¿Cuál es el chiste de poder sentir que fui
afortunado de tenerlo todo?
Quisiera detener el tiempo, y dejar que mi
piel no se pudra
Mientras sigo obstinado a dejarme llevar por
mi abstinencia pura,
Si todos los clérigos imparten que el amor es
igual dejar…
¿Por qué atesoro todo esto si cuando me
deshaga empezaré a llorar?
Estoy en un punto donde desearía mejor a mi
tirar,
Y dejar que todo lo que una vez fue mío
siguiera su rutina.
Tan manipulable como cartón mojado,
Estoy al borde de mejor mantenerme alejado
Conformándome con la satisfacción de haber
venido,
Teniendo el orden de como antes todo había
estado.
Mantenerme aquí es muy grave, en cualquier
caso,
Este sitio solo tiene el tiempo escaso,
Ningún esfuerzo es útil si todo se aleja de
ti como astro lunar,
Tan cerca, pero tan lejos para en mi manto
extender mi calor.
Estuve 20 años pensando cómo podría
deslindarme de todos,
Asegurando a toda costa convertirlos en puros
olvidos.
Soy incapaz, lo juro, no estoy seguro de que
hacer,
Varado como indigente, eso lo sé, y no tengo
ganas de victimizarme.
Mi indiferencia en aceptar que es difícil alejar
sin estar inconforme.
Llorando, rebotando esta humedad en la
madera,
Alzándose estas, como mis cejas lo hacen de
igual manera.
Es el momento de que mis antigüedades se
conviertan en patrimonio,
Un hito de que siempre obtuve lo que quise,
pero nunca mantuve como mío.
Perder, esta sensación que me hace querer cambiar
ahora,
20 años me tomaron para entenderlo,
Otros 20 años más para poder aceptarlo.
Sé que no cambiaré abruptamente por
sentimiento.
Pero si pudiera jurar una cosa como
testamento,
Será como decirte en todas las líricas
posibles un lamento.
Pies en movimiento, casa en recubrimiento,
Manteniendo empaquetado mis esencias.
Tendré lo que es mío, lo que nunca intentaré
alejarlas,
Fueron demasiadas épocas, demasiadas etapas.
Ha llegado el momento de no quedarme con las
ganas
De que el próximo lugar donde sea que estarán
Es mi nuevo cajón de recuerdos que
estrenarán.
Es difícil dejar ir,
¿Pero no lo es más dejarlas huir?
Comentarios
Publicar un comentario