LVIII. Un Día Completamente Normal

Un Día Completamente Normal


Fenomenal son estos días donde inhalo el aíre de luchas en la calle;

Inconmovibles son los lagrimeos que suelto al observar la gente

Promoviendo cariño en olores como si sobresalieron de drenajes;

Es una vista que nunca desearía salir de mis parpados.

Hoy es el día donde haré mi movimiento con tal de tenerlo

Al chico que llevo tanto buscando, tanto investigando,

Quisiera tenerlo ahora junto a mi lado en este instante.

 

En un día completamente normal

Nada puede llegar a salir mal.

 

De tantas direcciones que he tomado para llegar a esto,

Ya no hay vuelta atrás para atraparlo completo en mis lazos,

Estoy deseando poder tenerlo aquí, tenerlo como copiloto,

Conducir en la adrenalina por compartir algo bonito:

Respirando el mismo aire, respirando el mismo peligro.

 

Los sonidos de su corazón latir como sirenas,

Los sonidos de mi corazón latir como cadenas.

 

Lo veo caminar, lo veo andar,

Sorbiendo su café como si lo fuera a tragar;

Dirigiéndose a mi sitio favorito,

El sitio que deseo hacer mi hito.

Tengo todos los filos listos para abrirte,

El baúl de tu corazón será mío, debes rendirte.


Esa mirada tuya, esos ojos de adornos;

Viviendo como si nada te atrapara,

Como si yo no estuviera en falta.

De repente, chocamos visualmente;

Me ves, pero haces como si no tuvieras mente;

Te veo, y deseo tener esos ojos en mi tapete.

 

Ya estoy lista, me siento lo confidente,

Estoy a punto de hacerlo en frente

De todos y no tengo pena en decirte.

Me bajo del coche, pasos ligeros y seductivos,

Como si la miel fuera la capa de mi carne

Y mi sangre el azúcar que sube de verte.

 

Juntos, eso imagino, entrelazados como enredadera;

Tú no lo sabrás, pero esbozo la sonrisa pícara.

 

Sería un despreciable crimen alzar la bandera blanca,

Victoria tuya si así fuera la real secuencia;

Derrota mía regresar a casa sin tu presencia.

Casa que construí con la luz en ausencia

Para poder vivir alejados de este mundo,

Duermo con el miedo de que alguien llegue,

El cual te querrá sacar, ese azul uniforme,

Lo rojo que soltaré, el azul que lloraré;

Como si se turnarán rítmicamente para morirme.

 

Novata soy, no te lo voy a negar ni en pliegos;

Es la primera vez que voy a socavar mis alientos

Y preguntaré enfrente de alguien vivo que son estos cuchilleros

Que me cortan en hemorragia fatal por no estar encerrados.


Es un hermoso día viendo esta enorme pista,

Desconocidos caminando, todos con la cabeza como cacha;

Caras de culo en sus frentes, como si fuera esto la gran marca

De una ciudad sin intenciones de halagarse por romanticismos.

Yo intentaré cambiarlo, lo haré por nosotros mismos.

 

Ahora sí, saco el arsenal con la cual caerás rendido

A mis pies como recién nacido bendecido.

La misma que preparé con antelación de los nervios,

Tengo miedo al rechazo, pero más a no merecer los oros

Confiscados adentros, donde tu bombeo los haga brutos.

 

Me escabullo a nuestro lugar de destino,

Esperando en el banco, sentado.

Todo calmado, todos a sus propios oídos;

Te veo postrado, elegantemente vestido,

Como si supieras de la cita con tu admirador,

Yo lo soy, claramente, pero no por tu amor.

 

Ahora este día completamente normal

Ha caído en mi intención mortal.

 

Apunto el arma, la misma donde acabará todo

Si no me darás lo que tanto necesito de tu banco

Adentro tuyo, adentro de este edificio.

Las personas nerviosas, la gente en desdicha,

El sonido es cero, escuchando retumbar mi tambor,

Todo es un caos, pero contigo me hago la cuerda.

Yo solo te miro a ti, y volvemos a chocar miradas,

No sabes qué decir, si tu mente fuera en blanco.

Así que, para declararme sin tapujos, te digo:

“¿Te vuelo el corazón ahora mismo, mierda?”

 

-Ricardo Antonio Mena Madera


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