LV. Oportunidades

 


Oportunidades

Rehagamos de nuevo este juego de azar

Tu tira los dados y veremos qué pasará:

Si caen en número par, regresaremos sin esperar;

Si caen número impar, ligaremos a otro para acabar.

A la suerte daremos el chance del beneficio a la duda

Que tire en sus invisibles manos la posibilidad que nos dará.


No me mires con esa cara, que yo no hago las reglas;

Jugamos y perdimos, apostamos sanidad por caricias,

Que me dirás tú, si me devolviste la ganas de conquistarte.

Eres el trofeo que me obsesioné por conseguir…

No habías valido ni para ser la copa de esfuerzo.

Activando la palanca, esperando tu dinero caerme en la boca;

Estúpida máquina que eras, ni para saciar mi pobreza eras capaz.


Ahora que hago mi segunda jugada, quizás tenga oportunidad;

Desperdiciaste tu primera recompensa, sigue ahora conformarte

Con la pérdida de tener un mejor jugador en tu propio equipo.

La reina de tu baraja, la idónea para acabar tus oscuros juegos,

Ahora tírame, y sabrás que perdiste las chances de conseguirme en premios.


Es muy innecesario para mí regañarte entre dientes,

Sabes que nos dañamos con tus impulsos pretenciosos.

Seguiste como si llegases con tus disparates a hacernos felices,

Ahora peleamos cada lunes pensando lo que dimos en tus azares:

Eres la mayor escoria, nunca debí darte una oportunidad.


La suerte nunca me ha acompañado, a ninguno de los dos,

En simples discursos obscenos decías que esto era lo mejor,

Ibas por más, nunca te conformabas,

Era ya basto lo que habíamos conseguido,

Lo dejaste en el tablero como si nada hubiera significado.

Me rompió como amatista verlo todo irse al caño,

Frutos de esfuerzos pudriéndose por tacaño.

Hijo de puta, ¿nunca fui valioso para que pararas?


Me vertí en tu recipiente con tal de darle a esto algo de valor.

Millonario, billonarios… no mejor: ¡Multimillonarios!

La cantidad era lo de menos, porque confiaba en vano,

Las redes nefastas de la estafa maestra tumbándonos como dominó.

Propia codicia, propio egoísmo de mi intención a darnos algo.

Mirándote recuerdo al ver perder cualquier chance de lotería.

No ganaste ni mis lamentos de ver consagrarte perdedor,

Es hasta peor decir esto sin tener una pizca de horror.


Nos fuimos, te obligué a largarnos;

Era una pena que apostamos tanto, nos tenían acordonados.

Mi precio, mis joyas, ahora eran de otros.

Empecé con diamantes relucientes;

Terminé con carbón para quemarme en partes.

Ahora ni mi única joya brillaba de tantos conflictos.

Ruptura de perdones, rayas de remordimientos.

Alijarnos, rompernos, eran feos momentos.


Todavía sigo con frescura las bebidas que llevamos a la habitación;

Me dabas tus peores dichas, y todavía tenía la tentación

De arriesgarme a un milagro surgiera de tanta desilusión.

Como esperarás, nunca pasó aún con el fervor en impulsión,

Así que me alejé con lo que aún quedaba y hui al instante,

No volveré a tocar el lugar donde di el permiso a un demente.


Tabaco en mis rojizos iris, consumiendo como cáncer;

Nada mejor que ocultar dolor con más dolor,

Preferiría asfixiarme mientras más fumo

Que verte y decirte que fuimos efusivos como espasmo.

De segunda mano regresé mi orgullo;

De otro propietario saqué algo de provecho.

No estoy orgulloso, pero diría que fue por algo.


En fin, cosas que pasan cuando me dejo llevar.

Ahora que los dados han sido tirados,

Me vi que cayó un número par.

La casualidad y sus intentos de causar algo que no se podrá más,

Ni en mis peores deseos y plegarias quisiera regresar, solo sentía nada.

En un juego he vuelto a caer, donde terminaré corriendo por mi vida,

En qué me he vuelto si no en más que una apuesta a ver dónde acabaré

Sin decidir alguna maldita vez si estaré haciendo lo correcto por rebajarme.


Merezco algo mejor: un coche, una mansión.

Tú solo serás la copa de consolación que

Ni para vino servirás en tu estado de putrefacción.

Así de inútil llega a ser la amalgama que creamos.


Vencí mi curiosidad para decirte en mis mejores lenguajes la verdad:

“Me dirás ahora que te dé una segunda oportunidad, un segundo dado;

Ahora jugarás tú solo, porque este equipo lo he dado por separado”.

Caí en la verdad cuando recapacité, cuando me enumeré.

Terminarás ahora de ser un muro del detenté

Que propuse para de ti abstenerme.


Me reencontré cuando te perdí;

Y de algún modo que nunca entendí

Eso fue suficiente para mí.

-Ricardo  Antonio Mena Madera


Comentarios

Entradas populares