LXVIII. Refugio
Malos momentos, malos recuerdos;
Son tantos que no puedo memorizarlos.
Solo he vivido lo necesario para admitir
Que es difícil crecer sin poder reír;
Viví 4 años, cayendo en una paradoja.
¿Estaré seguro lo que podré llegar a querer?
Y siento el tiempo pasar tan rápido
Que la respuesta se despoja de mí.
El revoloteo de un trébol,
El destino que me tienta a caer en el
arrebol.
Difícil es creer que una amistad perfecta te
salvará,
Que será tu arma, tu escudo y tu armadura
para la carnicería.
Yo hacía eso, y al final, regresaba desnudo
sin nadie a mi cercanía.
Era difícil, la vida de un guerrero cayendo
en la manía.
La vida de Atlas, esta incapacidad de pedir extremidades
aliadas;
Mi globo arriba del todo, la densidad de mi
imposibilidad de la calma.
Es como estar en el puerto, esperando el
diluvio termine:
No puedes controlarlo, solo puedes llegar a
tolerarlo.
Mientras pasa eso, tu barco de tantas
incursiones se suelta
Y se dirige al mar que se llevará todo lo que
dejaste ir.
Las anclas que tanto puliste se han escapado
aunque el viento no suspire,
Débil era la fuerza de mantenerse de muchas
aventuras,
¿Si el capitán no puede dirigirse él propio,
como lo hará de sus propias anclas?
Resumiendo en versos tan pequeños lo que pasó
en crudas rarezas diurnas;
Viejo y anticuado como las propias historias
de piratas.
Si se mantenía en el puesto el capitán
dirigiendo,
La madera que pisó por tanto terminaría
rompiendo
La poca estabilidad que quedaba de este
embarcamiento.
Es difícil ser el líder cuando los
tripulantes se jubilaron,
Ni sus luces se quedaron, las cosas que
pasaron
Fue suficiente para succionar esa linterna.
Sería un hipócrita diciendo que solo es una
historia ficticia,
Metaforizada, sí, pero que verídico resulta
aún con tanta resiliencia.
Cuando caes en la propia borda, cuando la
crisis en las olas llega
Sabes que ni Dios podría salvarte de tu
destino por tus propios dardos.
Justicia, pero inhumanidad y apatía de
cualquiera sin corazón.
Noches, días;
Amaneceres, anocheceres.
Las cosas se deslizaban como dados.
Las chispas de todo un día, de toda una vida.
Es rápido, cuando te sientes perdido;
Es lento, porque quieres dejarlo sin sentido.
Pero no puedes hacer nada, porque solo eres
un subordinado
De una gran red de complejas emociones que
solo tengo yo acatado.
Dormir se vuelve complicado, las veces que he
soñado han escaseado.
Soñé que regresaba a mi refugio, al sitio que
me dio lo que tanto he deseado;
La razón de la lucha, la razón de no pedir
derrota, no salir en pérdida.
Ha pasado tanto tiempo como para decirte que
lo he hecho sin alguien partir;
Lo presiento cuando mi mundo se hace pequeño,
cuando se está a punto de quebrar,
Mis piernas lo intentarán, pero nunca llegaré
al punto de dejarlo soltar.
Cuesta más perder la razón que perder la
causa;
Perdí ambas, las estacas como juicio de
falsificador;
En mi propio mundo me cerré de tanto darme de
acreedor.
No tuve a nadie quien pedirle, no estaba con
alguien más.
Ahora que mi tierra es frágil, comprendo lo
que sacrifiqué por ella.
Este refugio, la razón de seguir estando en
constante batalla.
Lo di todo por estos países, estas personas
Que perdí la causa de mis vergonzosas
locuras.
Volviendo aquí, haciendo la nueva historia
para cambiar el final,
Quizás no removerlo, pero intentar
recompensarlo;
La recompensa de por lo menos decir que voy a
intentarlo,
Ay viejas paranoias, que grandes remolinares
en mar oscuro.
Siendo arrastrado a caer en el hoyo de gusano
cambiando realidad y universo.
Ninguno funcionó, y regresé al mío con tanto
remordimiento,
Nunca se sintió real la sangre hirviendo en
todos mis recónditos huesos,
Tanto para llamarlos venas sólidas resecas de
tanto guardar.
Quisiera agradecer a las olas que lograron
cambiar la corriente,
Hacerme dirigir al camino que tanto añoré
poder llegar en bordaje,
Visitar los nuevos lugares, el viejo sitio
que llamé alguna vez mi verdadero follaje,
Las vainas que dejé caer, que ahora han
llegado al techo,
El aroma de madurez que provienen de ellos,
orgulloso que estoy hecho.
Me arrepiento de haberlos dejado sin mi
cuidado por tantas lunas,
Pero de mi aprendizaje he logrado iluminarlos
como enormes soles.
La nueva agua transparente que traspasa mi
emoción en los peces.
Estoy cambiando, en mi refugio ahora estoy,
Luego de una noche contando las anécdotas de
varios viajes,
El fin de mi trayecto me ha traído nuevamente
al sitio de comienzo,
Me horrorizaría si fuera el mismo inicio,
pero ahora
La meta se siente menos como mi objetivo que
la línea de empiezo.
No les cortaría el tallo ni aunque fueran
plaga,
Los dejaría llegar a su crecimiento
definitivo;
Aún quedan hojas y ramas por hacer de su
visto bueno,
Pero poco a poco, el tiempo aún es piadoso,
Me ha dado la oportunidad de seguir
viéndolos,
Y no la desaprovecharía luego de tantas
experiencias
Desperdiciadas de hacerme el menos delicado a
verlas.
Brisa que me impregna, que se hace de sentir,
Ni ahora que me siento seguro podría admitir
Que me siento mal de volver una vez más aquí.
Este es el verdadero destino, diría yo,
Ahora aquí llego más lejos que antes,
Siento la familia, el punto de no retorno,
Por fin, ahora me toca el amor genuino.
-Ricardo Antonio Mena Madera
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