LXXVIV. Eternamente

 


Eternamente

De donde yo vengo, comisionados son quienes extienden sus jergas,

Ningún parámetro, todo se da por el fruto de un extraño aparato.

En opiniones se comprenden los desniveles,

Y cuando todos se sienten deseables,

Ni un alma puede pedir ser excluida de sus malestares.

Eternamente vagando en búsqueda de quizás mejores personas,

Quienes nos comprendan, quienes nuestras espinas sofoquen.

Y suena mofa cuando en algo intangible te sostienes como régimen,

Porque parece carente de credibilidad buscar salvación en algo que no califique “espécimen”.

Quizás este dolor sea fungible eternamente, pero me arriesgo a darle un renombre,

Mis viejos yo pasaron la mala fortuna de no auspiciar algo así en la alta fiebre.


Las obras maestras acaban a expensas de tragedias,

No hablo de obras condenadas sempiternamente a estanterías polvorientas,

Hablo de las prosas deprimentes, que nadie presiente sus remordimientos.

Si el lenguaje falla, también lo hace el calibre de frases que jamás daremos significados.

Mis musas artísticas, ¿qué poesías son las correctas para ser las merecidas de aplausos?

Por supuesto que es clarividente, en este paralelo significados pierden contra popurrís rítmicos.

Lírica falla en su viaje a conocer horizontes, el sol siempre baja antes de llegar a la cima.

Esos mártires me estremecen ante la profetizada caída de unas prometedoras rimas.

Un adiós para mi apolíneo deseo significa un sepulcro, para él, eternamente.

Y en el eco retumbado en mis tierras de pocos linajes multifacéticos, prohibido germinará el remanente.


Me dirán miles de razones porque no será el nuevo vestigio del arte.

Y yo respondería, con la caballería preparada a combatir, su frágil arte del combate.

Con lo que ellos crean exagerando dramáticamente de hipérboles

No serían dignos de con mis artesanías enfrentarse con miles de combatientes.

A buen oro no es necesario arreglarlo hasta estropearlo en execrable barro.

Regalías de cometer errores son los nuevos renglones de mis dichos de honores.

En los dictámenes tan excusables de pseudo conocedores

Se conmuta a redescubrir el porqué de nuestros permanentes errores.

No hay nada shockeante en aceptar que a veces somos ingenuos en muchos infortunios.

Eternamente varados en el debate de la razón y la subjetividad como excusas de negacionistas.


Si las esquirlas de los cráteres en mí, tan despedazados de nostalgia, me controlan como ganado

Se conforman en mis aprendizajes, quizás me atrevería a llamarme sabio, sesgado y tolerado.

Luz tenue, que me reconforta a quizás encontrar un punto partido al mismo del que yo resido.

En el lúgubre resentimiento a que quizás ahora soy capaz de aceptar que nadie tiene cuidado.

Te extraño, eternamente, quizás en mi línea universal serías la cuadrilla emparejada en Bellas Artes.

No quiero acurrucarme en mi camilla de posibles “peros”, pero no me lastiman ni me hace extinguirme,

Esa embrujada duquesa que el romanticismo parece quererme sostenerme por milenios,

De la que muchos parecen deslindarse al momento de vivos colores quererse montarse.

Mi caballo, el que mismo se carbonizara una vez Troya se deshaga en fauces de saunas.

Ahí será como presencias las grietas irremediables que alguna vez me cosieron eternamente

Escabullirse en las pesadas nubes de humo, mis enemigos me hacen querer expropiarte.


Dime desde cuando las dadivosas pinceladas en mis cielos más espectrales

Se convirtieron en memoriales disipados por lo artificial de las futuras mentes.

Como lo que nos tomaba amaneceres y anocheceres

Ahora solo se necesita el clic entre un frío corazón y una mente cruel para exterminar los murales.

Y así sepulcras con el último clavo lo que de por sí estaba destinado a morir sin reconocimiento.

Eternamente, ahí en el suelo inerte e inhóspito.


Eternamente, y eternamente seguirás siendo la pieza faltante en mi sistema llamado “humano”.

Mi tuerca madre, mi alebrije abstracto.

Eternamente, y eternamente perjurarás el viejo recado de mis insomnios que has presenciado.

Mi tierna lágrima, mi desenfundada arma.

Sea la bendita escatología de tu posible desastre mi altercado entre el más allá y estas tierras.

Las verdades omnipotentes deben postrarse en la recámara de misterios incomprendidos.

¿Las mentiras pasionales que llaman lujurias de viajeros pasantes?

Esas siempre se bifurcarán, incongruentes, a las vitrinas de injustos afamados.


El arte no vende,

Solo se evade;

La basura si vende,

También revende.

-Ricardo Antonio Mena Madera 


Comentarios

Entradas populares