LXXX. Una y Otra y Otra y Otra...

 


Una y Otra, y Otra, y Otra...


Amanecer en el horizonte, suturas candentes.

Lagañas rencorosas, parpadeos intermitentes.

Camilla de frente, el mentón de frente.

Pies descalzos, lindes enmarcados.

Otro día, selecta y pronta miseria.

Cordeles esposados, suelas de zapatos,

Mansión de alocados, par de bifurcados.

Miedo y pavor en la zona de los no criados.

Malditos malcriados, sonajas de cascabeles,

La historia se repite, el fin se remite.


Una y otra, cara del gran padre de derrota,

Palmadas escamosas, agrietada piel se esboza.

Los cascabeles se multiplican,

Los llantos se descontrolan.

Desafiante mirada, mil yardas de escape.

Fallidos planes, la gran madre no perdona.

Rincón desgastado, rito no terminado.

Pies en conjunto, brazos de escudo.

Ahogos del llanto, maldad en sus mandatos.

Los grandes de esta mansión son unos putos desquiciados.


Otra y otra vez, las miradas farfullan putridez.

Silencios sepultadores, ya no hay escape.

Camino cerrado, cuarto encerrado.

Noche y día escapan, cobardía inquieta.

Castigos exagerados, negaciones sonoras.

Dichos paganos, recitales acabados.

Probar ser mejor,

Atestiguar lo peor.

Padre y madre, sentido se cae a pedazos.

Otra noche, y otro contador en muros.


Madre y padre, orgullo jamás concedido.

Canciones de cunas, deseos de voces lujosas.

Mal direccionado, malentendido.

Obra de teatro, ninguno en su asiento asignado.

Otra nación, otra propuesta de manipulación.

Sonrisa hipócrita, sentimientos egoístas.

Escaleras eternas, los pasos que se acercan.

La rapidez que sobrepasa las pequeñas pisadas,

Sentimiento de acudir de ayuda jamás contestado.


Insultos atascados, tráquea en sequía.

Línea de sangre, Madre y Padre,

Desafortunado consagre, mal carácter.

Coctel de mala suerte, resultado de mala muerte.

Empobrecido nacido, alegrías serían cosas de corto olvido.

Mismo resentimiento, sumiso acotamiento.

Cara desagrada, facciones en agria pena.

Moretones, patrones de faldas moteadas.

Tan parecidas, el lindo campo de violetas;

En paredes similares, en pieles de pequeños pilares.

Pobre sea digno, marchito recinto.


Madre y padre, apocalipsis encapsulado en paredes.

Ninguna joya esperaban, ni en un nacer llegaron a esperar.

Crueles pensamientos, actitudes pecaminosas.

Calendario marcado, día exacto deseado.

Plumón borrado, esperanza jamás encontrada.


Una y otra, y otra, y otra vez.

Espinas caer, manto sostener.

Una y otra, y otra, y otra vez.

Orgullo dar, intimidación domar.

Una y otra, y otra, y otra vez.

Sitio escapar, sombras esfumar.


-Ricardo Antonio Mena Madera

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